
La realidad es de un color violeta como de
ciruela madura. Un jugo delicado.
Un crujido placentero. Un sabor tan dulce
como ese licor que un día nos embriagó.
Me gustaría saber quien repartió las cartas
en esta partida tan desigual.
Me gustaría saber quien puso el límite
y trazo esa línea invisible que separa
el bien del mal.
Todos somos jugadores en una partida
de cartas marcadas
Todos somos jugadores y en cada partida
uno queda eliminado
Uno nunca encuentra cuando busca
Uno se tropieza de bruces con su destino
el día que no lo espera...
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